Sigo cansada y ahora estoy yendo a reuniones muuuuuy emocionantes de ingenieros químicos, donde cada diapositiva es presentada en inglés y luego explicada en chino. Para mí todo es chino igual. Y hasta los orientales se quedan dormidos en las presentaciones, la suerte de ellos es que se les nota menos que a mí porque tienen los ojos rasgaditos, jijiji.
Ayer estaba ordenando unos archivadores que estaban debajo de un escritorio y veo que algo se movía en la alfombra.... ¡era una araña! uyyyy se veía grande, de patas largas y feaaaaa. Nunca las mato, me dan guachimingo, siempre llamo a Marco para esa labor.
Así es que, después de pasarnos la pelota entre varias y no encontrar insecticida, el caballero que arregla las cosas de la oficina partió de cacería. Me preguntaron de qué tamaño era y cada vez mis dedos mostraban una talla más grande que la vez anterior, no me di cuenta cuándo fue que la araña perdió su tamaño original. Hasta que Martin (el caballero que arregla las cosas, eso ya lo dije) corre los archivadores y ahí estaba el arácnido, que evidentemente me quizo dejar en verguenza haciéndose más chiquitito....
.... resultado: todos riéndose de mí. Jajaja, igual fue chistoso, pero creo que nunca más avisaré que hay una araña en la oficina... o mejor diré "No, si parece pulguita".